En Arqcrónica, nos encontramos desarrollando una innovadora herramienta de diseño participativo que busca empoderar a las comunidades en la planificación y transformación de sus espacios públicos. Esta metodología utiliza imágenes aéreas y un tablero de juego con íconos representativos, permitiendo que vecinos y vecinas identifiquen problemas y propongan soluciones de manera colaborativa. Aunque esta herramienta ya ha sido implementada con éxito, se encuentra en una fase de desarrollo continuo, abierta a ser mejorada a través de la retroalimentación de las comunidades y su puesta en práctica en diversos contextos.

El proceso es dinámico y accesible para todos, guiado por moderadores que facilitan el diálogo y aseguran la equidad en la participación. Los participantes trabajan en grupos, identificando desafíos como la falta de iluminación, la acumulación de basura o la necesidad de arborización, y sugieren mejoras como la instalación de nuevas luminarias, bancas o zonas de recreación.

El enfoque lúdico de esta metodología no solo hace que la experiencia de diseño sea más atractiva, sino que también abre espacios de participación al romper barreras y fomentar un ambiente de colaboración. Al utilizar un tablero de juego, los participantes se sienten más cómodos y motivados para expresar sus ideas, ya que el juego permite la experimentación y el pensamiento creativo. Esta dinámica también ayuda a construir relaciones entre los miembros de la comunidad, promoviendo un sentido de pertenencia y responsabilidad compartida.

Esta metodología se basa en la técnica de mapeo participativo, que permite a los vecinos y vecinas identificar y visualizar colectivamente los problemas, usuarios y posibles soluciones en su entorno. Utilizando imágenes aéreas y un tablero de juego con íconos representativos, los participantes mapean el espacio público, señalando áreas de conflicto o de mejora. Este enfoque fomenta un diálogo abierto y colaborativo, guiado por moderadores que aseguran la equidad en la participación.

Este enfoque es un ejemplo claro de cómo el diseño urbano puede ser una actividad inclusiva y transformadora, promoviendo la co-creación de espacios que verdaderamente respondan a las necesidades locales. Al integrar el juego en el proceso, se amplían las oportunidades para que diversas voces sean escuchadas y se generan soluciones innovadoras que reflejan la realidad y aspiraciones de la comunidad.

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